“El segundo hombre más rico de Colombia está de acuerdo con nuestra propuesta tributaria. Quien gana más debe pagar más. A eso se le llama justicia tributaria y social y quien cree en estos conceptos tiene conciencia social”, escribió el presidente Petro el domingo a media mañana y recogió en su trino una entrevista que el banquero colombiano, fundador y CEO de Nubank, David Vélez, había concedido al medio digital Infobae, titulada con las mismas palabras que el propio Petro estaba usando en su trino: “Quien gana más debe pagar más”.
No pasaron muchos minutos cuando en la cuenta personal de Twitter de David Vélez apareció la réplica respetuosa y contundente del exitoso y admirado banquero: “Así es, Presidente. Pero hay un límite. Acuérdese que el empresario es la gallina de los huevos de oro. Si le sacamos demasiados huevos, se nos muere la gallina, o se nos va para otro lado donde la traten mejor. Dejo a los expertos decidir dónde está ese límite”.
David Vélez dio en el clavo. Quien gana más debe pagar más. Eso es inobjetable. Y es justo y necesario. Pero también, como lo señala el propio Vélez, hay un límite. Y tiene toda la razón.
Y la verdad es que a nuestras ponedoras las vienen “exprimiendo” más de la cuenta porque en la avícola Colombia en las últimas décadas les ha tocado soportar a muchos administradores y operarios improvidentes, dilapidadores y corruptos que se la han pasado de juerga, estrenando carros, contratando gente, haciendo viajes y metiéndose a sus bolsillos la plata de la avícola.
Cada vez que falta plata, en vez de apretarse el cinturón, de contener el derroche y parar la robadera, se van por el camino fácil de sacarles más y más huevos de oro a las manoseadas pero perseverantes gallinitas. Por eso ya hay tanta gallinita difunta y tanta gallinita emigrante que empacó maletas y emprendió camino por otros lares.
Con respeto y humildad, dice David Vélez, “dejo a los expertos decidir dónde está ese límite”. Una vez más tiene razón y nos deja, como sociedad y a partir de las voces de los expertos, una tarea mayor: establecer dónde está ese límite.
Sin que yo tenga la respuesta, ni pretenda ser experto, hay varios elementos para considerar. A este gallinero y a todos los gallineros del mundo se les viene un recorte brutal de concentrado. Ya algunos hablan de recesión para el 2023. “Estamos al borde de una recesión global… el mundo está en una policrisis”, dijo esta semana la directora general de la OMC. Pretender sacar más huevos de oro de gallinas anémicas acelera su muerte.
Ojo. Desde que se presentó la tributaria hasta hoy la prospectiva económica cambió radicalmente. Es tan irresponsable como miope, honorables congresistas, omitir esas señales y aprobar una tributaria como si el crecimiento de la economía se fuera a mantener incólume. Ustedes están en la obligación ética, fiscal y política, junto con el Gobierno, de rebajar una desbordada ambición de incremento del recaudo tributario.
Sugiero respetuosamente repasar la bien conocida curva de Laffer, según la cual un incremento excesivo de la carga tributaria, lejos de aumentar el recaudo, lo disminuye. Todo parece indicar que esta reforma excede el monto y las tasas cúspide para ponernos cara a cara ante la asfixia tributaria que genera menores recaudos.
Y hay un importante elemento jurídico. Un ‘state take’ como el planteado, una tajada de recaudo para el estado tan alta puede ser inconstitucional en la medida en que desvirtúa la protección de la empresa privada y le arrebata el grueso de su producido. Este puede ser otro rostro del “Estado ladrón” del que hablaba Carlos Lemos, pues puede ser más lo que el Estado les quita a los contribuyentes que generan la riqueza y empleo, que lo que les aporta.
Gracias, David Vélez. Ministro, congresistas, revisen el límite y eviten el gallinicidio… y la tragedia económica.
https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 02 de octubre de 2022.
