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Andrés Otero Leongómez

Joseph Goebbels, ministro de Propaganda Nazi durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los colaboradores más cercanos a Hitler, fue el encargado de crear la falsa narrativa que el pueblo judío representaba un riesgo para Alemania, convirtiéndose en uno de los mayores responsables del holocausto. En la actual invasión de Rusia a Ucrania, Putin ha tratado de vender una historia similar para justificar sus atrocidades y crímenes de guerra. Aunque hasta el momento le ha salido el tiro por la culata, lo que queda claro es que vivimos en un mundo donde quien controla la narrativa y la percepción, controla la realidad.

En Colombia -al mejor estilo de Goebbels-, el candidato de izquierda con la colaboración de algunos medios de comunicación y líderes de opinión, vienen implantando la narrativa que en el país existe una grave crisis social. Es la misma que hábilmente utilizaron las Farc en las negociaciones de La Habana para trasladar la responsabilidad de la guerra al Estado.

En esta elección, Colombia se juega su futuro entre dos modelos de país. Aquellos que creemos que -a pesar de sus dificultades- la sociedad colombiana viene avanzando en los últimos 20 años. Y aquellos que quieren vender un panorama de odio, lucha de clases y polarización.

Quienes creemos en el modelo actual, no desconocemos que es necesario hacer transformaciones políticas y sociales para combatir la corrupción, erradicar el narcotráfico y generar oportunidades de empleo de calidad. Precisamente, por eso abogamos por la defensa de las instituciones democráticas, el imperio de la ley y la justicia, y la protección del aparato productivo y la propiedad privada.

Los otros, a través de discursos populistas y desinformación, buscan sembrar odio y crear una narrativa según la cual la gente está más pobre por culpa de los ricos, los empresarios y el establecimiento corrupto -algo de verdad hay sobre este ultimo-. Como parte de su posverdad o realidad paralela, claman por una constituyente que les permita cambiar las reglas de juego, nacionalizar industrias estratégicas, y apostar por un nuevo mapa geopolítico autoritario impuesto por Rusia y China. Su objetivo, perpetuarse en el poder y expandir su tiranía, porque como Putin, la democracia es su principal obstáculo.

Pero dejando al Gobbels criollo a un lado, quienes me preguntan por quién votar, les digo con firmeza que no es momento para candidatos tibios. Comparando a Fajardo con Fico -aunque físicamente se parezcan- les pido que no se confundan. Mientras Fajardo evade contestar preguntas sobre temas complejos como la invasión de Rusia a Ucrania, las relaciones bilaterales con Venezuela, el reciente fallo del aborto o el apoyo de maquinarias políticas a sus coaliciones, Federico Gutiérrez -a pesar de su juventud- es directo y frentero. Y aunque algunos opinan que no podemos volver a tener a un practicante en la Casa de Nariño, ser líder no es un tema de edad, de profesión, de pinta, de títulos universitarios o de conocimiento de libro.

El Presidente que debemos elegir, debe ser alguien con criterio, determinación y valentía, como lo viene demostrando el Presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ante el mundo. Necesitamos un Presidente que este dispuesto a tomar decisiones difíciles en momentos críticos.

* Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

https://www.larepublica.co/, Bogotá, 10 de marzo de 2022.

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