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Andrés Espinosa F.*

El empleo seguro, eficaz y económico del glifosato debería poner a pensar a los fariseos, jueces y magistrados, que se oponen a la aspersión aérea.

El glifosato fue sintetizado por primera vez en 1950 por el químico suizo, Henry Martin, de la empresa Cilag. En 1974, Monsanto -corporación estadounidense de agroquímicos y biotecnología fundada en 1901 y adquirida por la multinacional alemana Bayer en 2016- desarrolló y registró el uso de glifosato como herbicida para matar malezas bajo la marca Roundup, cuya patente expiró en septiembre de 2000.

Desde entonces, decenas de laboratorios a nivel nacional e internacional se benefician de este principio activo, que es usado en la protección y manejo integrado de cultivos y pasturas en la agricultura comercial en 170 países, cuyo mercado mundial podría alcanzar un valor de US$9.900 millones en 2022.

El éxito agrícola y comercial global del glifosato evidencia su probada eficacia como herbicida sistémico mata malezas de amplio espectro y el posterior desarrollo de prácticas de labranza mínima (conservacionista) y de labranza cero (siembra directa), que se implementaron como estrategias para preservar las propiedades del suelo, reducir su erosión, ahorrar combustibles fósiles, incrementar la captura de carbono (CO2) y promover la siembra sostenible agrícola.

En la agricultura de un país tropical como el nuestro, las malezas y los arbustos indeseados pueden disminuir verticalmente el rendimiento de los cultivos en cantidad y en calidad. La aplicación nacional de herbicidas como el glifosato es una necesidad rural que no admite discusión alguna. En Colombia, el glifosato se utiliza en la agricultura desde hace más de 40 años. El Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) mantiene un listado de 45 empresas autorizadas que producen herbicidas con diversas formulaciones a base de glifosato.

En particular, existen 118 presentaciones diferentes de glifosato en el país con registro aprobado por el ICA, la Asociación Nacional de Licencias Ambientales (Anla) y el Instituto Nacional de Salud (INS) para su aplicación en la agricultura colombiana. El registro nacional de plaguicidas aprobados a base de glifosato incluye a Bayer, Sumitomo Chemical, Dow AgroBusiness, Syngenta, Corteva Agriscience, Huaxing Chemical, Vecol, Tecnoquímicas y Genfar.

El uso autorizado de herbicidas con variadas formulaciones de glifosato para el control de malezas en Colombia abarca alrededor del 70% de la agricultura comercial. Los cultivos beneficiados son café, arroz, palma de aceite, papa, maíz, banano, plátano, algodón, fríjol, cebada, sorgo, soya, tomate, cebolla, tabaco, zanahoria, limón, mandarina y cítricos. En el caso de la caña de azúcar, la aspersión aérea de glifosato actúa como un madurante que permite incrementar los niveles de sacarosa y productividad.

El empleo seguro, eficaz y económico del glifosato en la agricultura colombiana debería poner a pensar a los fariseos, jueces y magistrados, que se oponen temerariamente a la aspersión aérea de los cultivos ilícitos. Como dice San Mateo en el Nuevo Testamento, “son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo”.

*Miembro del Consejo Directivo del ICP

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https://www.portafolio.co/, Bogotá, 08 de febrero de 2022.

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