Facebook

     SiteLock

Última hora
El turismo que no necesita Colombia - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44
Cuatro temas de actualidad - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44
Bifurcación - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44
Impuesto a Pensiones y Expropiación de Ahorro - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44

Alberto Morales Gutiérrez

Mercachifles como son, el tema social les tiene sin cuidado, la vida de las gentes no les preocupa, tampoco el tejido de los intereses comunes, ni la concertación, ni la construcción colectiva.

Medellín está siendo víctima de una azarosa fatalidad. Todo lo que ha significado como ciudad, todo lo que ha construido, se derrumba ante los ojos de una ciudadanía que observa estupefacta la capacidad destructora de ese personaje que, bajo la férula de una pandilla de corruptos a quienes sirve sin pudores, la está convirtiendo en un lodazal.

En un principio, con la activa participación de oscuros estrategas de la manipulación pública e invirtiendo recursos considerables en bodegas, sobornos a periodistas y pagos por resonancias nacionales, matizó sus intenciones con artilugios de innovación e independencia. Pero la manipulación no basta. Ya la contundencia de los hechos hace imposible ocultar los resultados perversos de su labor corrosiva.

EPM, la que fue empresa emblemática de Medellín, enfrenta hoy una grave crisis reputacional, ocasionada por la desestabilización absoluta de su gobierno corporativo, los cambios abruptos en su staff ejecutivo, errores sensibles en los perfiles de los nombramientos politiqueros y un aniquilamiento total de su cultura organizacional y del sentido de pertenencia que caracterizaba a sus trabajadores.

El más reciente de sus estropicios se está viendo en AFINIA, en donde acaba de nombrar a un gerente que se encuentra en tela de juicio por sus conductas “non sanctas”.

Tirios y troyanos reconocen que hay una EPM antes y una muy diferente, después de la llegada de Quintero.

El envilecimiento de METROPARQUES convertido públicamente en el repositorio de las maniobras contractuales más oscuras. La manera premeditada y perversa como volvió trizas el programa BUEN COMIENZO, que era también emblemático y orgullo de la ciudad. El estrangulamiento financiero del JARDIN BOTÁNICO, la transfiguración del INDER en una entidad maltratadora e incapaz, la desvergüenza en el ejercicio del compadrazgo y la paulatina conversión de la gestión pública en una empresa familiar.

Esa sustancia corrosiva serpentea viscosamente e impregna de abandono las calles. Las flores de los jardines y los parques son tallos mustios, el centro de la ciudad es un agujero negro, la Plaza de Botero un nido de ratas. Ya hasta los restaurantes del Museo de Antioquia fueron cerrados porque nadie se atreve a arrimar. La ciudad se ve sucia, abandonada, el tráfico vive una hecatombe diaria de parálisis, lentitudes, gases tóxicos, desorden sin autoridad.

El METRO DE MEDELLIN, tan símbolo de la épica antioqueña, tan demostración de lo que éramos capaces, parece derrumbarse con el peso del mal servicio y la exacerbación de los usuarios que no encuentran ni siquiera las taquillas abiertas en las horas en las que más las necesitan.

El desgobierno o tal vez la complicidad, desencadenó invasiones al CERRO DE MORAVIA, con la intención maligna de retornarlo a su condición de basurero sin control. El perfecto símbolo del retroceso. ¡Caminamos hacia atrás!

Es patético el escandaloso número de renuncias de secretari@s y subsecretari@s de despacho, miembros de juntas directivas, funcionari@s, que se escandalizan con los desafueros y son incapaces de cohonestar con ese festín.

Mercachifles como son, el tema social les tiene sin cuidado, la vida de las gentes no les preocupa, tampoco el tejido de los intereses comunes, ni la concertación, ni la construcción colectiva. Ese tipo de actividades no les reditúa, no les genera ganancias. La sustancia corrosiva es una máquina de hacer plata.

Lo único que los excita son los golpes de opinión. Mentir es su impronta. Se inventan fundaciones empresariales para simular que hay alianzas con el sector productivo, todo lo que anuncian y lo que los enorgullece tiene que ver con transacciones, con ganancias, con coimas.

Ah, ¡las palabras huecas! ¿Un robot para predecir delitos? ¿40 equipos?, ¿cámaras, alta tecnología?, ¿o tal vez contratos, jugosos contratos?

La sustancia corrosiva serpentea, se contrae, y la gente ya la está viendo tal como es, en su forma genuina, en su real dimensión…

https://alalberto.com/quintero-una-sustancia-corrosiva/

Publicado en Otras opiniones

Compartir

Opinión

Nuestras Redes