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César Salas Pérez   

Mientras Colombia tiene el peor desgobierno desde que se tenga memoria republicana y está en manos de los terroristas, quienes gozan de plenas garantías políticas y licencias vía decreto para delinquir y someter a los ciudadanos de bien; en tanto que la justicia es perseguida, presionada y secuestrada por el mismo desgobierno y sus compinches subversivos para que a Petro le elijan fiscal de bolsillo y empezar con su ajuste de cuentas a sus opositores, por los lados de la rama legislativa, lamentablemente, salvo contadas excepciones, duermen el sueño de los justos, no se inmutan y ni siquiera se solidarizan al menos por dolor de patria, con esta Colombia que se viene cayendo a pedazos desde que la guerrillerada asumió el poder.

Y no es para menos ya que la mayoría de esos parlamentarios que componen los partidos liberal, conservador, partido Verde y de la U, al parecer, no les interesa cosa distinta solo que el nivel central les reparta el pastel burocrático, la contratación estatal, las coimas y prebendas con miras a que si Petro y como van las cosas, les cierra el chuzo y arranca en forma con la dictadura, pues estos tipejos no perderían nada pues su futuro económico y el de su círculo más cercano estaría más que asegurado.

Así funcionan las cosas en este país donde el actual dictadorzuelo anarquista compra, vende y permuta conciencias, corrompe instituciones, divide y reina al mejor estilo de Maquiavelo, mientras todo un país se va al carajo, incluidos los arrepentidos que votaron por esta plaga egipciana de desgobierno que hoy destroza y devora el presupuesto nacional y acaba con la institucionalidad.

Veamos como este asquiento congreso le juega la doble al país y sus electores. Lo primero que hay que decir es la sucia manera como su lenguaje engaña a los colombianos, en medios y en redes sociales dicen que no apoyarán las reformas grotescas del mesías declarándose en rebeldía, haciendo la trama de que la coalición está rota, pero la burocracia la mantienen intacta, ministerios, entes descentralizados, instituciones, gerencias y cuanta oficina tenga presupuesto autónomo y cargos para nombrar y contratar a familiares y amigotes, allí están estos salvajes buitres hambrientos, cuidando el botín.

Posteriormente, y en actos premeditados, cuando algunos de sus partidos deciden su postura como bancada, salen dos o tres vendidos por sacos de lentejas dizque apartándose de las decisiones de sus bancadas por no haber tenido en cuenta sus sugerencias. Así ha sido siempre, lo que pasa es que ahora es más definitivo ya que nos estamos jugando la democracia misma con un obstinado presidente que tiene la orden directa del dictador Maduro de imponer a la brava sus desgraciadas reformas y convertirlas en ley de la República. Mientras haya un puñado de congresistas serios, inteligentes y estudiosos que quieran a Colombia, hay esperanza.

Otro punto a analizar es cómo las cabezas de estos partidos negocian por debajo de la mesa jugaditas sucias para seguirle el juego al desgobierno. Aquí, el factor distractor es que estos áulicos serviles dicen haberle propuesto al gobierno una serie de recomendaciones dependiendo de la reforma si es la de la salud, por ejemplo, o que, de lo contrario, no se votará. Mentiras, estos mercaderes ya tienen en sus bolsillos lo que han pedido a cada ministro o a quien haga las veces de interlocutor entre ejecutivo y legislativo. Así engañan a la gente.

Es indiscutible que en los partidos políticos priman no tanto los principios sino los intereses personales de quienes los dirigen, intereses que se mueven por un término sencillo, la “mermelada”. Los más sinvergüenzas dirán que es la única forma que un congresista subsiste y la mejor manera de pedir recursos para llevarlos a sus regiones y poder tomarse la foto en el pueblo con el alcalde, los concejales y los líderes. Hoy día la pregunta sería a ese señor parlamentario ¿venderias la patria con tu voto favorable a las reformas de Petro a cambio del socialismo mísero y asesino para toda Colombia?

En igual medida sucede cuando las bancadas de estos partidos permiten el trámite de los proyectos bandera del gobierno que llevan mensaje de urgencia e inmediatamente proceden a hacerle el quórum necesario para que continúe su avance. Palabras más, palabras menos, no estamos de acuerdo pero que el proyecto avance. Que actitud tan mezquina esa de entregarle el absoluto poder a alguien que claramente se identifica con el terrorismo.

Es cierto que muchos sectores necesitan ser reformados simplemente porque la modernidad exige cambiar, oxigenar y actualizar. Pero en tratándose del complejo mundo de los partidos políticos, se requiere de sus integrantes rigor académico, visión y décadas de políticas públicas bien diseñadas y esencialmente bien ejecutadas, cositas que estos cuasi mediocres congresistas poca idea tienen. La mayoría solo obedece a la teoría del “Estado botín” donde el presidente ganador toma todo y una gran tajada la reparte a la rama legislativa. Las otras grandes tajadas del pastel para sus amigos delincuentes, guerrilleros, primera línea, entre su ejército privado de un millón de personas, en proteger a narcos, subsidiar vagos y promover la nueva República Bolivariana de Colombia.

Colombia, a tomar atenta nota de quiénes votarán en favor de la ruptura institucional petrista o de la defensa de la libertad y la democracia.

 
Publicado en Columnistas Regionales

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