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César Salas Pérez   

Con escasos dos meses de campaña presidencial, Fico es como el caballo de carreras que desde bien atrás se empieza a perfilar, abre su espacio, ataca, deja rivales y finalmente, gana.

Hay varios factores que influyen positivamente en la notoriedad del avance de la campaña. El primero de ellos, haber postulado a un excelente vice, con una hoja de vida destacada, gran carisma y de excelentes modales.

Lo segundo, que el propio Fico como es su estilo habitual, anda recorriendo el país de las regiones con una personalidad sencilla y un mensaje incluyente, de unión.

La gente está cansada del insulto, de la demagogia, de utilizar un micrófono o una red social para herir al adversario o al que piense diferente, el pésimo ejemplo de acrecentar odios, divisiones, y al final de cuentas, no proponer absolutamente nada distinto que un viejo modelo de estado tan fracasado como hostil llamado comunismo.

La gente en los municipios se alegra cuando llega Fico, sale la caravana a recibirle y acompañarle, las selfies, el abrazo, la sonrisa y la felicidad de las personas son la muestra de que se le quiere como el próximo presidente de Colombia. Él no desentona ante tanta muestra de cariño porque al final de cuentas, su forma de ser y su vida pública han sido de cara a la sociedad, a los ciudadanos y a las clases menos favorecidas.

Otro aspecto importante para el ascenso de la campaña ha sido despertar sensaciones políticas, es decir, que la gente se concientice que lo que está en juego no es un simple período presidencial, es más bien, el destino de la libertad, la democracia y las instituciones.

Para nadie es un secreto que la campaña neocomunista de Petro ya tocó techo y no tiene de dónde crecer, siguen empeñados en el cronograma político que en su momento propuso Hugo Chávez, con la diferencia de que éste lo hizo solapadamente, mientras que el señor del Pacto histórico sin pudor alguno, lo anuncia a cada momento de sus acaloradas manifestaciones públicas.

Ese oscuro cronograma propone expropiaciones o democratizaciones a propietarios, fin de las exploraciones de petróleo, robo del activo pensional de los colombianos para financiar el socialismo, reelección presidencial indefinida, acabar con las fuerzas militares y la Policía Nacional, sustituidas por cuerpos de seguridad privados al mejor estilo de los colectivos chavistas y de seguridad cubana, subsidiar la vagancia y la pereza de millones de parásitos sociales para mantenerlos anestesiados e idiotizados en sus causas y fines electorales, tumbar la actual constitución política y hacer la Bolivariana 2.0. Ya sabemos cómo les fue y no queremos esto para nuestra Colombia.

Contrariamente, Fico ha propuesto una lucha frontal contra la corrupción y la inseguridad. En lo primero, plantea acciones concretas como la muerte política de funcionarios que hayan cometido actos de corrupción y la limitación de la contratación interadministrativa en el área de infraestructura.

En materia de seguridad, creará una “Unidad especial contra atracos'' para fortalecer la lucha contra el crimen.

En cuanto al sector de la justicia, le apuesta a la transformación digital de la rama, fortalecer los servicios jurídicos del ejecutivo, a través de las superintendencias. Son enunciados que buscan acercar la justicia al ciudadano, propender por la seguridad jurídica y avanzar en políticas públicas de Estado. La reforma es inminente porque el “cartel de la Toga “está más vivo que nunca.

En términos de economía, su empeño radica en crecer al 5% anual durante su gobierno y reducir la tasa de desempleo a un dígito, aumentando la productividad y atacando con contundencia el fenómeno del desempleo.

A su vez, en su programa va una reforma pensional y fortalecimiento del programa “Colombia Mayor” con una renta mensual cercana a los $ 350.000 a más de tres millones de abuelitos.

En salud, el tema es mejorar la calidad del servicio, y para el agro, se propone conectar el campo triplicando la inversión de infraestructura en vías terciarias, potencializando la industria de fertilizantes y materias primas.

Por supuesto que hay muchísimas propuestas dentro del programa, sin embargo, lo que marca la diferencia frente a otras campañas es que todo esto es verdaderamente financiable y cumplible; no es producto de la demagogia ni del engaño.

Otro aspecto relevante que lleva a Fico de menos a más ha sido el apoyo mayoritario de diversas fuerzas políticas y sectores que le han dado el sí a su candidatura. Necesario es contar no solo con los partidos, movimientos y agremiaciones, sino con el apoyo del voto de la familia colombiana, del trabajador neto, de las mujeres, del empresario como generador natural de empleo formal, del sector de los estudiantes, y en general, del apoyo de aquellos que creen en un país mejor y más viable.

La campaña viene creciendo, hay fervor y entusiasmo.

Sin embargo, hay que salir a votar en masa, no esperar a que los demás elijan por usted.

Hay un tema que despierta suspicacia en la gente y es el indecoroso papel del registrador nacional quien más parece un activista Petrista que un funcionario de alto nivel y garante de las elecciones. En las calles se dice que “Colombia está con Fico, menos el registrador”. A cuidar los sufragios porque de nada serviría salir a votar si el segundo fraude electoral está a la vuelta de la esquina.

La campaña Petrista juega sucio, en ellos hay bastante maldad y están buscando un escándalo en contra de Fico para su desprestigio, tal y como Santos y el Fiscal Montealegre lo ejecutaron contra Zuluaga en el 2014.

Hay que estar alertas porque la campaña crece y no tiene techo, pero los enemigos siguen redoblando esfuerzos para impedir la victoria.

Publicado en Columnistas Regionales

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