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César Salas Pérez   

¡Es con Fico o nada! Esta elección presidencial está bastante complicada no tanto porque la izquierda tenga a un muy buen candidato sino más bien porque el que tienen es un especialista en mentir y predicar el verbo desgastado de un comunismo tan fracasado como estéril pero embaucador para conseguir votos.

Por este lado, tenemos a un gran candidato, un hombre sencillo, humilde, inteligente, con sabor a pueblo y que hoy se convierte en un sentimiento nacional llamado Fico.

Él es el gallo de pelea para enfrentar la desgracia y el terrorismo disfrazados de cambio. Fico es la esperanza de más de doce millones de colombianos que aún creemos en la patria, en la libertad y en la democracia.

Luego de su contundente victoria en las primarias interpartidistas, no nos queda camino distinto que unirnos en torno al candidato único y salir a votar masivamente por su nombre en primera vuelta. Ojalá el triunfo sea con la mitad más uno de los votos.

De aquí en adelante, cada día que pase hasta llegar a primera vuelta, se irá moviendo el tablero político. La concreción de nuevas alianzas es un punto muy importante al que Fico debe apuntar, con miras a consolidar nuevos aliados, a acrecentar la intención por el voto de opinión y a comprender estos dos factores, como puntos de partida para lograr la victoria.

El candidato refiriéndose a la unidad de Colombia ha manifestado con claridad: Que no es el candidato de nadie, ni del presidente, ni del actual partido de gobierno, es hoy por hoy un hombre sin ataduras políticas que está dispuesto a tender su mano a todo aquel que llegue a su campaña, por convicción y bajo acuerdos programáticos de país con miras a solucionar los graves problemas que aquejan a los colombianos.

En estos momentos y gracias a los resultados del pasado domingo, ningún partido o movimiento político está en la capacidad de exigirle a Fico, ni burocracia, feudos políticos, ni cuotas, ni mucho menos, “mermelada santista”, sencillamente, porque la amenaza neocomunista de tomarse Colombia es evidente y además, porque Gutiérrez ha sido el ungido en las urnas para liderar sin temor alguno, una lucha frontal contra la corrupción, las clientelas y los pactos espurios por debajo de la mesa a la que nos tiene acostumbrados el candidato Petro, sus amigos magistrados del “Cartel de la Toga”, sus pares de la subversión delincuencial y el padrinazgo íntimo con la dictadura de Maduro.

El sentimiento llamado Fico nació en los hogares y en las calles de Colombia, es fruto de su recorrido por todo el país, escuchando a la gente, hablándoles con claridad a todos los sectores de la sociedad y proponiendo ideas y salidas para lograr un país más equitativo, justo y desarrollado.

Este sentimiento no es producto de la politiquería, ni es un sentimiento fortuito o del azar, por el contrario, es el resultado de su amor por un país de regiones y no del centralismo bogotano.

Su discurso es, reitero, el de la unidad y confluencia de sectores de distinta procedencia ideológica. Mejor dicho, eso de seguir hablando de los expresidentes no va más. Aquello de seguir dividiendo y fracturando el corazón de cada colombiano con discusiones bizantinas, con Fico, llega a su final, pasando la página y fomentando el desmonte paulatino de la polarización.

Las tibiezas y las asperezas políticas deben concluir. Con Fico han cerrado filas los conservadores, Cambio radical, el partido de la U, los cristianos y muy probablemente, Vargas Lleras. Los liberales se están vendiendo al mejor postor y que Simón Gaviria sea nombrado ministro de Hacienda o de Defensa.

Inadmisible que en el centro democrático y luego de su tremendo bajonazo en la elección al congreso, aún sigan citando a representantes de su bancada electa a reuniones insulsas y estériles para ver si apoyan o no a Fico. Es probable que en ese partido continúen las indecisiones y falta de liderazgo, lo que no le ha permitido darle una óptima lectura a lo que muchos llaman “el sentido común” para leer e interpretar el querer de Colombia que quiere a Fico presidente. Mientras más sigan quemando tiempo, más se desacredita su colectividad.

Lo que causa júbilo y es la gran ventaja para ganarle al comunista Petro, es que a Fico lo ama Colombia, la provincia y las bases, a Fico el pueblo lo está reclamando.

Viene de menos a más, cada día crece y consolida mayor aceptación entre los jóvenes, las mujeres y las familias colombianas. Cada vez se nota más que Fico va en franco ascenso. No es por las encuestas, es por un sentimiento llamado Fico.

Él se forjó estudiando. El de izquierdas, empuñando fusiles y amedrentando inocentes.

El primero, salió por la puerta grande de su alcaldía en Medellín. El segundo, condenó a la querida Bogotá al ostracismo, al odio de clases, el atraso y la corrupción.

Fico nunca ha sido indultado por haber cometido delito alguno. Nunca ha estado privado de la libertad. Que sepamos, jamás se ha cubierto el rostro para dar una entrevista, al mejor estilo de los pistoleros asesinos de las películas y de la realidad subversiva. Fico construye, no enfrenta. Es un excelente administrador de los recursos públicos. Es respetuoso del estado de derecho. La gente lo quiere.

Fico combatirá el narcotráfico, jamás se va a unir con bandidos mafiosos. Sus aliados número uno serán las FF.MM y la Policía Nacional para combatir la delincuencia, preservar el orden, la seguridad y las libertades de todos.

Es nuestro candidato, será el próximo presidente de Colombia si el fraude y la trampa en la registraduría Nacional no se lo impiden.

Ciertamente, en Colombia hay un sentimiento llamado Fico.

Publicado en Columnistas Regionales

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