Columnistas Nacionales
Mario Hernández M.
Nada bueno para el país podemos esperar del gobierno Petro. Su discurso de posesión: sibilino, adormecedor o esperanzador para la gradería, mostró entre líneas y posteriormente refrendó, con el nombramiento de sus ministros, los verdaderos alcances de su propuesta la cual nunca a través de su vida política ha ocultado.
Eduardo Mackenzie
El pasado 7 de agosto, Gustavo Petro se instaló en la presidencia de la República. No discutiré aquí lo que ocurrió ese día, ni si su discurso me pareció "conciliatorio" o no, ni sobre la frase emblemática de uno de sus ministros "Este no es el mismo país", ni sobre las condiciones extrañas en las que Petro alcanzó la jefatura del Estado. Ya habrá tiempo para abordar este último tema enorme.
Hernán González R.
Un escritor de nombre Reinhold Niebhur dijo: “Dios nos dio paciencia para aceptar con serenidad las cosas que no podemos cambiar, coraje para cambiar las cosas que deben ser cambiadas y sabiduría para distinguir la una de la otra”. Pero los colombianos votamos por no distinguir entre la una y la otra.
Rafael Uribe Uribe
El nuevo gobierno y el jefe de su bancada vienen aseverando que la lucha contra los cultivos ilícitos ha sido un fracaso; pero desde la óptica de la realidad el fiasco es otro, lo decidido entre Santos y don Timo en el acuerdo de paz.
Paola Holguín*
En 2021 las principales ciudades colombianas experimentaron un escenario de violencia sin precedentes, dada su sistematicidad y magnitud, que añadió cuantiosos estragos a la economía nacional a los ya provocados por la cruel pandemia del COVID-19. Las manifestaciones violentas afectaron gravemente la cadena nacional de suministro de alimentos, pusieron en riesgo la seguridad alimentaria del país y desestabilizaron el orden constitucional y legal, así como el pleno funcionamiento de la institucionalidad.
Ariel Peña
El 7 de agosto durante su investidura como presidente de Colombia, Gustavo Petro en su discurso, manifestó: “la unidad latinoamericana no puede ser una retórica”, algo que de acuerdo a la hermenéutica es cierto; lo que pasa es que hay que saber con quién se hace la unidad y cuáles son los objetivos que se persiguen en esa integración, para no repetir los fracasos que han sucedido en otras partes del mundo.