Carlos Salas Silva
Carlos Salas Silva
Luego de escuchar por La hora de la verdad lo que se trae entre manos aquel que hasta hace poco era mencionado como el presidente y ahora como Petro a secas, repasé en mi memoria la actuación histriónica ofrecida desde un balcón que da sobre la Plaza de Bolívar y debidamente filmada para la historia por su cineasta de turno, un tal Morris Hoffman que emulaba a la inigualable Riefenstahl, de un victimizado alcalde, el peor entre tantos nefastos que han martirizado a la capital del país, en vísperas de una revocatoria popular y de una sanción por parte de la Procuraduría con sobradas pruebas de sus actos criminales ya fueran por ineptitud o con premeditación, brindaba a una masa de sus seguidores, muchos de ellos reclutados en las calle o burócratas obligados a rendirle pleitesía. Las imágenes transmitidas por Canal Capital mostraban cada gesto del protagonista como si del mismo Führer revivido se tratase, generándome en su momento el temor de que esa imagen se hiciese trágica realidad como ya ha ocurrido. Lo único que hacía falta para completar la escena nocturna de diciembre de 2013, era que el grito escalofriante ¡Heil Hitler! mutara en un ¡Heil Petro!
Carlos Salas Silva
Luego de semanas en las que he estado mascullando mis penas, llevándome al borde de la desesperación al imaginar lo peor, empiezo a ver con claridad. Esta mañana ha salido el sol y el azul del cielo me da la tranquilidad y la confianza necesarias para hacer esta confesión.
Carlos Salas Silva
En el primer minuto de su entrevista en La Hora de la Verdad, Federico Gutiérrez dejó muy claro lo que se propone realizar desde el siete de agosto próximo al ofrecer un total respaldo a las Fuerzas Militares poniendo el énfasis en que él mismo las liderará. Estas son palabras mayores que no le escuchamos decir al actual presidente cuando estaba en campaña. La calma chicha que se vivió en los meses previos a la elección presidencial de 2018, luego de que nos birlaron el plebiscito, dejó a un lado el problema fundamental que el país tenía que enfrentar, la lucha contra las estructuras criminales alimentadas principalmente con la industria multimillonaria de la cocaína.
Carlos Salas Silva
TOC son las siglas con las que se nombra el trastorno obsesivo compulsivo que estamos sufriendo, en mayor o menor medida, los habitantes de este planeta luego de los confinamientos y los temores vividos durante más de dos años. En Internet lo definen así: "El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), es un trastorno caracterizado por la existencia de pensamientos obsesivos y compulsivos. Es una problemática con bastante prevalencia y que produce mucha interferencia en la vida diaria de las personas que lo padecen".
Carlos Salas Silva
Me he tenido que levantar y pegar un grito para que los vecinos apaciguen los ladridos de sus perros y poder concentrarme en este escrito. Esa bulla, que a veces se torna insoportable sin permitir siquiera pensar, no es diferente a la que se genera cuando se enfrentan diferentes opiniones sobre temas políticos, lo que no ocurre si hablamos de culinaria o de gustos estéticos, por poner dos ejemplos. Esos perros que ladran lo hacen porque sí y porque no e incitan a los otros para que hagan parte de su infernal coro. Hasta a mi gentil Choco, que hace parte de las que rara vez ladran, la vi enfrascada en intercambios de ladridos con los perros vecinos para lo cual he tenido que volverla a domesticar, cosa que le agrada haciéndome recordar las palabras del zorro al principito: "No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero si me domésticas, nos necesitaremos el uno al otro. Serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo."
Carlos Salas Silva
Hablando acerca de la relación pathos-forma, Georges Didi-Huberman dice en una entrevista que un cuadro abstracto puede ser de un extremo patetismo. Al contrario del uso corriente de lo patético como algo sensiblero en extremo, el filósofo francés ha intentado "revalorizar un pathos que no es alienación, sino que da la posibilidad de emanciparse, de cambiar el curso de las cosas".
Carlos Salas Silva
He escuchado con demasiada frecuencia que Óscar Iván Zuluaga no tiene dotes de liderazgo y que esa es la razón de su fracaso en sus esfuerzos por llegar a la presidencia. A pesar de haber sido descalificado en 2014 por su falta de carisma logró vencer al presidente de la mermelada y de la corrupción desbocada quien, con total desparpajo, se robó las elecciones como solo lo había hecho Carlos Lleras Restrepo cuaen 1970 causando una herida a nuestra democracia que no ha sanado. ¿Que a Óscar Iván Zuluaga le faltó liderazgo para reclamar los resultados amañados de esas funestas elecciones? sin duda, y ahora notamos esa carencia cuando deja tirada su candidatura después de vencer tantos obstáculos durante los ochos años precedentes.
Carlos Salas Silva
Cuenta Silvio Rodríguez, en una de sus más conocidas canciones, la historia de tres hermanos cuyas miradas son distintas las unas de las otras.