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Álvaro Uribe Vélez*

La Constitución no es el problema colombiano, tampoco lo fue la de 1886.

El gran problema es la vanidad o la falta de visión que han privado al país de tener en el largo plazo las políticas que producen buenos resultados.

Un día, en lugar de mejorar la seguridad, la cambiaron por impunidad absoluta al terrorismo.

Se iba rumbo a la reducción del narcotráfico a niveles casi que imperceptibles y dijeron que esa tarea estaba perdida. Con beneficios a los criminales el delito se multiplicó por ocho.

Con impuestos, inestabilidad en las reglas y discursos amenazantes han parado la inversión y el emprendimiento privado. Y son varias las ocasiones en que esto ha sucedido.

La falta de confianza de inversión, el exceso de burocracia, el estado gigante, la corrupción y el odio a la participación privada, como en la salud y en las pensiones, van creando una sociedad más pobre y más deprimida. Un Estado derrochón con carencias de educación e insuficiente apoyo al emprendimiento de los jóvenes.

Para comprar el número de hectáreas que requiera el problema social del campo, no necesitan nuevas normas sino voluntad y operatividad. Incluso si se les va la mano dejan al país sin empresarios del campo.

Las energías alternativas no están paradas por falta de normas jurídicas. Se requiere que el Estado lidere y agilice la solución con las comunidades para extender las líneas de transmisión.

Venezuela mostró que la disculpa Constitucional crea un imperio neocomunista y una población pobre y sin futuro.

* Publicado en su cuenta de X (@AlvaroUribeVel) en marzo 31 de 2024.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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