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Nicolás Pérez         

La Reforma Tributaria que aprobó esta semana el Congreso no va a servir para nada. A pesar de lograr un recaudo anual aproximado de $20 billones, una cifra nunca antes vista, esos recursos no se van a ver reflejados en mayor inversión o en mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos, dado que la acelerada devaluación del peso, que ha propiciado el Gobierno, va a derivar en que la deuda absorba la integralidad de ese dinero. Me explico:

En primer lugar, a corte de 31 de agosto de 2022 la deuda de la Nación estaba compuesta por dos rubros. El primero, la deuda interna, ascendió a $481.5 billones, mientras que el segundo, la deuda externa, se ubicó en US$71.859 millones.

Frente al primero no hay mayor problema, dado que las obligaciones son contraídas en pesos. El dolor de cabeza es con el segundo, dado que la Nación se compromete con los acreedores a pagar en moneda extranjera. Y es ahí donde empezamos a sufrir las consecuencias de la disparada del dólar.

De hecho, veamos el siguiente ejemplo. Esto es lo que nos cuesta a los colombianos los US$71.859 millones que debemos dependiendo el precio de la moneda americana:

Valor del dólar                  Valor de la deuda externa en pesos

$2.000                                  $143.7 billones

$3.000                                  $215.5 billones

$4.000                                  $287.4 billones

$5.000                                  $359.2 billones

Como puede observarse, a raíz de la devaluación del peso la deuda del País ha incrementado en unos $71.8 billones desde que Petro ganó las elecciones, fecha a partir de la cual la divisa americana no volvió a estar por debajo de los $4.000 gracias a anuncios totalmente impertinentes como la no suscripción de nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, la no deducibilidad de las regalías del impuesto de renta o la imposición de sobretasas exorbitantes al sector extractivo.

En segundo lugar, y muy ligado con lo anterior, el mercado de los TES, que son los bonos a través de los cuales se financia el Gobierno, va a golpear fuertemente las finanzas del País. Por un lado, el Ministerio de Hacienda deberá destinar más recursos para pagar las tasas de interés de los TES que se emitieron en dólares.

Por ejemplo, supongamos que la Nación emitió una serie de TES por US$500.000 a 5 años a una tasa de interés del 10%. Con un dólar a $4.000, anualmente el Ministerio tendría que pagarle $200.000.000 en intereses a los tenedores de los bonos. Sin embargo, con el dólar a $5.000 esa cifra sube a $250.000.000. Una alarmante realidad que se aplica a los US$71.859 que debemos en moneda americana.

Por otro lado, como la valoración de riesgo del País ha aumentado tras la incertidumbre económica que se ve a corto y mediano plazo, cuando el Gobierno emita nuevos TES el próximo año deberá aumentar la tasa de interés que le paga a los tenedores para compensar la desconfianza del mercado, sin importar si la emisión es en pesos o en dólares. Y nos guste o no, los TES se necesitan para financiar el funcionamiento del Gobierno.

En tercer lugar, y paralelo a esto, el incremento en la percepción de riesgo de Colombia hace que los TES que ya se emitieron y que actualmente se negocian en la bolsa se desvaloricen y los tenedores actuales, si quieren venderlos, deberán pagarle un mayor interés al futuro comprador para que este decida adquirir unos bonos que están respaldados por una Nación cada vez más endeudada.

El problema con esto es que en Colombia los principales tenedores de TES son los fondos de pensiones, quienes a corte de diciembre de 2021 tenían invertidos $109.3 billones de ahorro pensional en estos bonos. Si los TES se desvalorizan y los fondos pierden recursos, el portafolio de estos se verá disminuido.

Por eso, tal como lo advertí hace un par de semanas, es que el aumento del dólar no es algo que afecte a aquellos que piensan en ir de vacaciones a Disney o que toman leche importada, sino a todo el País por igual. Hoy en día la Nación debe dejar de destinar recursos a inversión para cumplir primero con el pago de unas obligaciones crediticias que no tienen cómo dejar de crecer.

Y es aquí donde se demuestra la ineficacia de la tributaria. Esos $20 billones de recaudo anual, dadas las circunstancias descritas, se terminarán yendo a pagar el incremento del capital y los intereses de la deuda por culpa de la devaluación del peso y el incremento en la percepción de riesgo de Colombia. Y lo peor de todo, es que no serán suficientes para cubrir la totalidad de las obligaciones, dado que se requerirían casi cuatro reformas para cubrir lo que ha aumentado la deuda externa estos cuatro meses.

En últimas, de nada sirve poner más impuestos si no se estabiliza el contexto macroeconómico. Si no se recupera la confianza del mercado y el dólar no baja, no habrá recursos suficientes para cubrir el incremento de la deuda. Es así de sencillo.

Publicado en Columnistas Nacionales

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