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Cristina De Toro      

Que Alex Saab se encuentre ya en una cárcel norteamericana, de uniforme naranja y esposado, y que la Audiencia Nacional española resolviera el miércoles pasado poner a Hugo El Pollo Carvajal a disposición de la Unidad de Cooperación Policial Internacional para materializar su entrega a los Estados Unidos, es, sin lugar a dudas, uno de los momentos más esperanzadores que haya tenido el pueblo venezolano en el último tiempo.

Dos peces gordos, dos pesos pesados de la narcodictadura venezolana, quienes, muy seguramente, para obtener beneficios para ellos y sus familias —aunque en principio Saab haya dicho “que no tiene nada [con] que colaborar” porque él “no ha cometido ningún delito”—, acabarán, más temprano que tarde, dando ese esperado “Do de pecho” (es la nota más aguda que un tenor puede cantar sin el artificio del falsete), que develará todos los secretos de ese entramado de corrupción y crimen, que llevó al país más rico de Latinoamérica a convertirlo en el más pobre, superando, inclusive, a Haití.

Saab, un empresario barranquillero quebrado, un perico de los palotes, que de la noche a la mañana, comercializando el hambre y las necesidades del pueblo venezolano, se hizo multimillonario. Consiguió una flotilla de aviones para desplazarse por el mundo en calidad de enviado especial del régimen, con poder para negociar petróleo, alimentos, medicinas, oro, gasolina, etc. Un hábil comerciante ya nacionalizado, venezolano, que creaba empresas de papel en Hong Kong, Emiratos Árabes, Turquía, Liechtenstein, etc.

Luego de su detención en Cabo Verde, y una vez prendidas las alarmas por la posibilidad de ser extraditado a los Estados Unidos, le consiguieron un grupo de abogados internacionales de la mayor prestancia, fue nombrado embajador de Venezuela ante la Unión Africana, con el fin de cubrirlo con inmunidad diplomática, y, luego, elegido delegado plenipotenciario en la mesa de negociación política que se llevaba a cabo en México entre el chavismo y la oposición.

¿Tanto para proteger a un simple empresario exitoso? O, más bien, porque se trata del “garganta profunda”, el gran conocedor de todos los secretos de Maduro y su familia, el que sabe a dónde han ido a parar los miles de millones de dólares de las arcas venezolanas. Claves, cuentas, documentos... ¿y el back up de Saab, esa copia de seguridad quién será?

De otro lado, el exgeneral jefe de inteligencia militar del Régimen, El Pollo Carvajal, miembro del Cartel de los Soles, que maneja la cocaína que procede de Colombia, que conoce los nexos con los narcoterroristas de las Farc y habló de la financiación a campañas de la extrema izquierda latinoamericana, incluida la del candidato Petro. Otro versado en secretos de máxima relevancia.

La comunidad internacional tiene que conocer toda la brutalidad del régimen de Maduro, esa que tiene a seis y medio millones de venezolanos mendigando por Latinoamérica, en busca de algo para llevarse a la boca.

Los cimientos de la narcodictadura se sacuden y seguirán cayendo fichas.

Llegó la hora de una oposición sólida, monolítica.

“Gloria al bravo Pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando, la virtud y honor. ¡Abajo Cadenas! ¡Muera la opresión!”.

Definitivamente, como bien reza el dicho, no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 22 de octubre de 2021.

Publicado en Columnistas Nacionales

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