Otras opiniones
Rafael Rodríguez-Jaraba*
Lo que debió haber sido, la celebración cívica del Día Internacional del Trabajo, terminó siendo una concentración política pagada y mayoritariamente fletada, y una protesta tácita de miles de trabajadores contra Petro y su nefasto remedo de gobierno, el que no ha hecho nada distinto que arruinar la economía, destruir empresas y aniquilar empleos.
Álvaro Ramírez G.
No le pudieron haber conseguido un nombre más revelador y cautivador a un nuevo partido político que “los decentes”.
Fernando Álvarez
Lo que parece un titular de Semana en su nueva época y en su pretendido sensacionalismo en el que el verbo despachar se volvió una impronta amarillista es una idea de lo que sucede hoy en el despacho presidencial de Colombia. El presidente Gustavo Petro se despachó, en su connotación antigua, de la Casa de Nariño. Cuando las señoras de antes despachaban a sus empleadas de servicio porque no cumplían órdenes, o los patronos despachaban a los trabajadores que no rendían, los echaban del puesto, así Petro se despachó de su cargo gubernamental el pasado 1 de mayo.
Roberto Mazzini*
“No presidente @petrogustavo, no nos da rabia ni su color de piel, ni que haya estudiado en una escuela pública, de hecho eso nos llena de Orgullo.
Jorge Enrique Robledo*
“Sigue el CAÑAZO de @petrogustavo con la asamblea nacional constituyente.
Juan Camilo Restrepo*
“Se viene entonces la “flexibilización” de la regla fiscal, como la llama ahora el Ministro Bonilla.