Antes de dar por terminada la grotesca sesión dio un puntillazo, sin consideración alguna a sus más caros amigos, de contera, también estrechísimos colaboradores suyos allí presentes.
Sin duda, al cerrarse el telón de la tragedia puesta en escena, el Presidente ya había caído en las profundidades de un terrible precipicio político con todas sus luces encendidas, dejando su gobierno al garete y su mandato en total estado de descomposición.
El tardío drama de anoche lo confirmó todo. No se crea que las muy significativas renuncias irrevocables conocidas en un oscuro momento, no le restan oxígeno al profundo caño en el que Petro cayó.
Agréguese a lo anterior, que, incurriendo en conducta reprobable adicional, sin que en apariencia le temblara el pulso, el señor Presidente se marchó al exterior dándole la espalda a lo que dejó íntegramente destruido (inclúyase la paz); para exhibirse afuera con su novel alcahueta canciller, de por sí ya tachada moralmente, y con su cómplice (el de ella), confeso consumidor de estupefacientes, hoy Jefe de Gabinete, llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia.
¿Habrán pensado que, allende las fronteras a altísimos niveles, al nivel de quienes dirigen los Estados, son unos tontarrones?
Léase bien: ¿Será que el señor doctor Petro, se encuentra en una muy única condición personal que no le permite evadir el arrinconamiento (¿retención?), al que lo han llevado la referida fulana y el perengano aquel por situaciones por ellos conocidas?
Permítaseme entonces ciudadanas y ciudadanos, repetir una vez más una pregunta que ha inquietado y ha puesto a pensar a la nación entera, hoy, con mayor preocupación después de conocerse todo lo anterior:
¿Será el anticipo de algo más de fondo para lo cual los colombianos nos debemos preparar?”
* Publicado en su cuenta de X (@AlvaroLeyva) el 10 de febrero de 2025.