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Rafael Rodríguez-Jaraba*

Dicen los anales de la Universidad Javeriana, que hace 93 años los jesuitas decidieron reabrir en Bogotá el claustro de estudios universitarios que durante la colonia regentaba la Compañía de Jesús y que fue clausurado en 1767 por la expulsión de la congregación, conocido en la época como Universidad y Academia de San Francisco Javier, hoy, Pontificia Universidad Javeriana.

La celebración de los 93 años de fundación de la Javeriana, es un hecho tan importante, como la conmemoración del establecimiento de la educación superior en Colombia, y quizás más trascendente, dado el influjo transformador que la Javeriana ha ejercido, ejerce y de seguro seguirá ejerciendo en la historia de la nación.

El espíritu libertario jesuita, inmune al conformismo, rebelde a la resignación, afecto a la superación y tan hondamente comprometido con la prevalencia de la dignidad humana, ha hecho posible el milagro de edificar una Casa Inmensa del Saber, para formar ciudadanos en bien, ciencia y virtud.

Durante 93 años, la Javeriana ha sido un campus abierto al conocimiento, la ciencia y la investigación, y foro deliberante en el que ideas e ideales de todas las vertientes y matices, han encontrado espacio propicio y neutral para el debate científico y académico, y la controversia democrática y republicana. Su historia llena de logros y realizaciones, consolida un formidable balance que merece el reconocimiento de la nación entera.

Su credo confesional cristiano, indemne al fundamentalismo excluyente y adversario de toda forma de discriminación, propicia que en sus aulas se rinda homenaje permanente a la libertad, al libre albedrío, al respeto y al disenso.

La labor desplegada por la Compañía de Jesús en favor de la consolidación de la educación superior en Colombia, es inestimable; sus logros y realizaciones superan toda medición, hacen austero el elogio y frugal el reconocimiento.

No en vano, la Javeriana fue la primera universidad con acreditación institucional en Colombia y es una de las tres universidades más importantes del país de acuerdo a las mediciones nacionales e internacionales de calidad educativa y académica.

La influencia transformadora del espíritu javeriano ha irradiado positivamente la vida nacional, y en sus aulas se han formado e inspirado muchos de los más notorios y notables líderes y dirigentes del país; baste tan solo recordar y honrar la memoria de Luis Carlos Galán Sarmiento, Álvaro Gómez Hurtado y Rodrigo Lloreda Caicedo.

El ideario de valores javerianos, fundamentado en la formación libre e integral del ciudadano como único agente transformador de su propia existencia y promotor del mejoramiento gradual de la sociedad, ha contribuido de manera decisiva al afianzamiento de nuestra perfectible democracia.

Cuando se visita la Universidad Javeriana se percibe, su excelencia educativa, su rigor académico, su apego a la investigación, su adelantada infraestructura tecnológica, su sorprendente plataforma virtual, su bella e incomparable infraestructura física y su ejemplar organización corporativa. La Javeriana es una muestra de los milagros que logra la inspiración humana.

Coincide con la celebración de los 93 años de fundación de la Universidad Javeriana de Bogotá, los 53 años de establecimiento de la Universidad Javeriana de Cali, que es el centro de educación superior más importante del occidente colombiano, el cual cuenta con un sorprendente campus universitario, siendo probablemente el mejor diseñado, más completo, adelantado y ambientalmente sostenible de América Latina, al punto, de estar catalogado entre los más completos, sostenibles y atractivos del mundo.

Son pocos los placeres que he experimentado en mi vida, comparables al de haber cursado estudios de Postgrado de Especialización en Derecho Comercial y de Maestría en Derecho Empresarial en las aulas javerianas, igual que el de haber tenido, durante 18 años, el privilegio y la grave responsabilidad de frecuentarlas como Profesor Javeriano Destacado, para ayudar a formar profesionales íntegros que ayuden a redimir la esperanza de Colombia en su futuro y que contribuyan a derrotar el conformismo, la mediocridad y la corrupción que nos asola.

Honor a la Compañía de Jesús por su noble y silente obra social y por su irrenunciable compromiso con la construcción de una sociedad más democrática, justa, incluyente e igualitaria.

Honor a la Pontificia Universidad Javeriana y a su espíritu libertario que vive en sus aulas e impregna el alma de quienes las trasiegan.

Honor, salud y larga vida para la Javeriana, y también honor, para quienes fueron y son sus profesores, al igual que para sus alumnos y egresados.

Honor a la Comunidad Jesuita por invertir todo su esfuerzo y empeño en el insumo vital del progreso, en la semilla de la prosperidad y en el germen de la paz: La Educación.

Que nadie se equivoque, la educación es la fuente del respeto, el orden y la justicia, y solo de ella dimana el progreso, el desarrollo y la verdadera paz.

*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado Esp. Mg. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional en Derecho. Profesor Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

 
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