A esos 44 mil millones anuales en salarios (más prestaciones, primas, etc), se le suma el presupuesto anual de 500 mil millones de pesos cuya ejecución terminará en contratistas que, por hacer nada -literalmente nada en la mayoría de los casos-, recibirán jugosas prebendas del bolsillo de los contribuyentes. Curiosamente la izquierda celebra la creación de este Ministerio, como si se tratara de un verdadero avance en la lucha contra la pobreza, la marginación social, o la exclusión, cuando en realidad de lo que se trata es de el malgaste de plata de la gente en el capricho identitario de un nuevo órgano gubernamental virtualmente inútil.
Esta euforia contrasta con las protestas hechas por la entonces oposición al gobierno Duque a la creación del Ministerio del Deporte, de cuyo proyecto de ley génesis fui ponente, de tal modo que fui víctima de improperios de las clases más absurdas provenientes de quienes hoy llegaron al poder como abanderados de la lucha contra la burocracia inútil. Estos individuos, con descarado discurso, insistían en que el Deporte no es formativo, sino meramente recreativo, de tal modo que no merecía el interés del Estado su promoción. Ojalá poderles mostrar a mis antes compañeros del Congreso las tantas vidas que ha rescatado la vocación deportiva; ojalá hubieran podido ver los congresistas de la izquierda a tantos niños que fueron salvados del crimen organizado gracias a la pasión por el futbol, el baloncesto, o la bicicleta.
Recuerdo también con nostalgia el cómo en 2021 creamos, con mi liderazgo, al Ministerio de Ciencia y Tecnología, también ante los ataques inclementes de una izquierda enceguecida por el odio contra el presidente Duque y contra mi persona. Insistían en que estábamos creando burocracia inútil, no obstante, a diferencia del hoy celebrado Ministerio de la Igualdad, tanto el Ministerio de Ciencias como el del Deporte tienen funciones claras, realistas, y su existencia está sustentada por la necesidad concreta de promover políticas públicas específicas.
Esta diferencia en tratos, que por un lado celebra la imbecilidad y el desperdicio de recursos en tareas que en nada impactan a los ciudadanos, y por el otro critica sin piedad los esfuerzos por focalizar políticas públicas en determinados rubros de interés nacional, demuestran que, de hecho, el problema no es ni ha sido la plata, sino la mezquindad de quienes fueron una oposición desleal y hoy son un gobierno al que calificar de mediocre es ser benevolentes.
* Publicado en la cuenta de Twitter de Manguito (@jonatantamayop) en Julio 9 de 2023.