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David González E.  

“Al Fajardo/Uribismo lo que le duele no es que entreguemos cientos de miles de computadoras a los niños de la ciudad, lo que les preocupa es que los hijos de las comunas tengan las mismas oportunidades que los hijos de ellos”, trinó el sábado el alcalde Quintero. Usó un vocabulario común en el quinterismo.

“Recuperaremos el norte de Medellín”, suele decir Juan Pablo Ramírez, secretario de Inclusión Social.

Más directo suele ser Álex Flórez, destituido concejal quinterista y actual candidato al Senado por el petrismo. “Que salga el GEA y diga cuánto ha ayudado a Medellín en medio de la pandemia. Ni una sola sede de Sura vacunando gente en el norte de la ciudad. Solo les sirve Medellín para lucrarse”. “Medellín tiene dos realidades, la del sur y la del norte”. “¿Lo que les indigna es el norte y que se invierta en él?”. Todas dulces frases de un fiel vocero del alcalde.

Quintero es un tradicional manzanillo que suma la habilidad de entender a la perfección el poder de las narrativas: una combinación peligrosa. Como buen demagogo, encontró en las desigualdades de la ciudad un nicho que explotar para seguir engrosando su sombrío capital político.

Su minuciosamente elaborada historia de superación, promesas populistas imposibles como afirmar que “va a congelar las tarifas de los servicios públicos”, su insistencia por crear en el GEA y otros empresarios el monstruo de élites mafiosas al que hay que detestar: por más que use jeans entubados y que le encante hablar del Valle del Software, el fondo del discurso de Quintero no es nada distinto a promover una postiza lucha de clases.

Los débiles contra los fuertes. El pueblo contra las élites. El norte contra el sur. “Hacer Medellín grande otra vez”. Trumpismo trillado, pero efectivo: en la comunas del “norte” —donde Quintero busca trazar una frontera invisible— sacó más del 40 % de la votación.

No hay cifra que le compita a una narrativa potente, más cuando esta se alimenta de la indignación de quienes tienen motivos para pensar que los esfuerzos dirigidos hacia ellos no han sido suficientes. Pueden decir que en los últimos años la inversión social se ha concentrado más en el “norte” de la ciudad, o que el gasto por habitante de las secretarías ha sido entre dos y tres veces mayor en estas comunas: no hará diferencia. No hay comunicado de prensa que lo remedie.

Y como si no fuera suficiente, a pesar de su discurso, Quintero no ha demostrado hacer nada nuevo por los menos favorecidos de la ciudad. Al contrario, sí ha demostrado ser capaz de poner en riesgo programas como Buen Comienzo si es algo necesario en su camino por cumplir oscuros pactos políticos. No le importan los daños colaterales. Construyó una narrativa poderosa y la seguirá explotando. No deja de ser irónico: mientras Quintero posa de falso Mesías en el norte, al lado suyo hay muchos haciéndose ricos en el sur...

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 18 de febrero de 2022.

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