Colombia ha comenzado este nuevo año con una situación de seguridad preocupante, una que ha surgido a causa del pésimo enfoque del presidente Biden hacia Latinoamérica durante su primer año de mandato. La administración actual debe corregir el rumbo y concentrarse en apoyar y mejorar nuestras relaciones bilaterales con Colombia y otros aliados en la región, que son fundamentales para la estabilidad de nuestro hemisferio y para nuestros intereses de seguridad nacional.
El 3 de enero estalló un conflicto entre grupos paramilitares en el Departamento de Arauca. Tropas del Eln, una organización terrorista extranjera así calificada por el Departamento de Estado de EE.UU., se enfrentaron con disidentes de las Farc. Este es el primer enfrentamiento entre el Eln y las fuerzas vinculadas a las Farc desde el 2010, y trae recuerdos atroces de violencia relacionada con el narcotráfico.
El resurgimiento del conflicto armado cerca de la frontera entre Colombia y Venezuela es un claro indicio de cómo el régimen de Maduro y los grupos rebeldes de izquierda continúan sembrando inestabilidad en nuestra región. El dictador Nicolás Maduro, quien tomó ilegítimamente la presidencia de Venezuela en el 2019, está protegiendo tanto al Eln como a los disidentes de las Farc dentro de su propio país. Entre ellos se encuentra el líder guerrillero Iván Márquez, quien aún debe enfrentar la justicia por sus crímenes.
A cambio de sobornos en la venta de cocaína, el narco-régimen de Maduro permite que estos grupos lleven a cabo lucrativos actos ilegales. Según el General Luis Fernando Navarro, se estima que cerca de 2,000 delincuentes de diversas organizaciones operan dentro de territorio venezolano.
Colombia es el aliado democrático más fuerte de EE. UU. en el hemisferio occidental. Por el bien de nuestros aliados en Latinoamérica y por nuestros propios intereses nacionales, la administración Biden debe hacer de la seguridad de Colombia una prioridad. Esto es especialmente importante, dado que las elecciones presidenciales de Colombia comienzan en menos de cinco meses. Le escribiré una carta al presidente Biden instando a una postura más fuerte de EE. UU., ya que los eventos en Arauca y también en el departamento de Norte de Santander amenazan las fuentes de estabilidad, desarrollo y progreso en la región.
Lamentablemente, la administración Biden está contribuyendo activamente a la inestabilidad en nuestro hemisferio, incluso mientras China expande su poder en el hemisferio. El caso más notorio de esta postura errónea de la administración Biden fue en noviembre pasado, tras la decisión de eliminar a las Farc de la lista de organizaciones terroristas extranjeras del Departamento de Estado.
Este cambio de política, tomado en contra de los deseos del Gobierno colombiano, dio un falso aire de legitimidad a algunos miembros de una banda de narcotraficantes extremistas, que han retomado las armas. Sin embargo, no es demasiado tarde para cambiar de rumbo. Eso comienza con apoyar al Gobierno legítimo de Colombia y rechazar la influencia subversiva del régimen de Maduro.
Los ciudadanos de Colombia están conscientes de que hay mucho en juego en su patria en los comicios del 2022. Y para los colombianos en el exterior, muchos de los cuales residen en mi estado natal de la Florida, esto no es solo un problema de política exterior, sino también un tema personal.
El resultado de las próximas elecciones presidenciales también afectará a nuestra nación. Una mayor inestabilidad en nuestro hemisferio conducirá a que más drogas, migración ilegal y caos se abran paso hacia EE. UU. La administración Biden no puede permitir que eso suceda.
* Senador de Estados Unidos.
https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 12 de enero de 2022.