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Alexander Cambero                                                            

La situación electoral del presidente Nicolás Maduro es sumamente precaria. El repudio generalizado es de tal magnitud que no tiene la más mínima posibilidad de ganar unas elecciones medianamente transparentes. El alto mando revolucionario está claro que solamente violentando el ordenamiento jurídico electoral es que tendría alguna posibilidad de éxito. Todo un mecanismo delictivo que nos ofrece el gran menú de una dictadura sin recatos.

Es por ello que degollaron a los partidos políticos democráticos para execrarlos de manera impune. Secuestraron a líderes construyéndoles expedientes falsos, inhabilitaron a quien goza del respaldo casi unánime de Venezuela, María Corina Machado, violentan el Estado de derecho para hacer de la justicia nacional una verdadera asquerosidad. Toda una ofensiva visceral con la intención de realizar unos comicios en donde ellos escojan al adversario que se prestará para su juego. En ese inframundo alacrán existe gran variedad de almas viles dispuestas a entregar lo mejor de sus miserias humanas para ofrecerlas a quien devastó al país.

Nicolás Maduro siente pavor a unos sufragios libres en donde el ciudadano se exprese sin ninguna cortapisa. En mayor proporción, impidió que María Corina Machado fuera candidata. A quienes las fuerzas democráticas escogieron para sustituirla de manera unánime, a la destacadísima académica Corina Yoris, tampoco la dejaron inscribirse, quien cumple con sobrados méritos todos los requisitos exigidos por la ley. Solo con el ramplón argumentillo de no darle la real gana. Que solo aceptaban a quien gusta al tirano de Miraflores. Alguien que pueda limpiar el rostro, pero que no represente un peligro real para perder el poder.

¿Se puede creer que son elecciones libres cuando el gobierno impone de manera dictatorial las condiciones? Hasta algunos de sus cercanos ideológicos han rechazado sus pretensiones de querer hacer un proceso viciado, tan envenenado, que solo es comible para los incondicionales de aquí y de allá. Por supuesto, surgieron aquellos que no tienen escrúpulos. China, que nunca realiza elecciones libres, hablándonos de respeto. Nicaragua, en donde se extorsiona y persigue al oponente- modelo que copiaron- queriendo dar lecciones de democracia. Cuba nos da cátedra de participación cuando ellos lo que hacen son procesos amañados. Rusia opina como si el mundo no supiera que viven desapareciendo a quienes piensan distinto. De eso sabe mucho el cianuro en las comidas. Se tiene que ser bastante ruin para querer hablarnos de libertad y democracia cuando sus experiencias son todo lo contrario. Que ellos encuentren el zarpazo del 28 de julio como bueno indica que evento libertario y transparente jamás lo será.             

La verdadera democracia se ejerce con las reglas de juego claras. En donde las distintas opciones tengan las mismas oportunidades. De lo contrario solo estamos asistiendo a un señuelo.   

Es tan grande el miedo que le tienen al voto legal que han buscado miles de subterfugios para cerrar esa posibilidad. No quieren que la gente contraste los dos mensajes. 

Que el país compruebe el aluvión ciudadano de miles en la calle, aclamando a la abanderada de la libertad frente al escasísimo respaldo que recibe el actual presidente. Que ella sea la voz de millones que cuestionan los abusos del absolutismo engendrador de crímenes de lesa humanidad. 

Un debate con una auténtica representante del mundo democrático sería el acabose para la revolución. Saldrían a la luz las verdades de un proceso responsable de la desgracia venezolana, Nicolás Maduro no tiene una obra digna que mostrar. Su gestión es escandalosamente pésima. Jamás en la historia venezolana se robó tanto como insignia de esta tiranía. Es increíble la devastación económica de la nación. Son alarmantes las estadísticas en inflación, desempleo y desnutrición infantil. En definitiva, una revolución alocada y fracasada.

A contarse democráticamente le tiene miedo Nicolás Maduro. Sabe de la repulsión que genera su reelección. Los ciudadanos estamos al corriente que seis años más sería ponerle un candado al futuro de Venezuela. Una verdadera Catástrofe que no dejaría piedra sobre piedra en el estamento de la nación. Nos queda seguir luchando hasta lograr la libertad en unas verdaderas elecciones. Esa es la idea de la inmensa mayoría de los venezolanos.

Alecambero

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