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Juan Gómez Martínez 

Cuando el general Jorge Enrique Mora Rangel aceptó hacer parte del grupo de negociadores con las Farc, en Cuba, no creía que eso fuera verdad. Yo conocía el pensamiento de los jefes guerrilleros sobre el oficial del Ejército, lo que me hacía pensar que no debía aceptar. Leyendo las primeras páginas de su libro, titulado Los pecados de la paz, me di cuenta de que su posición en las conversaciones eran el fruto de su amor a la patria, de su profesionalismo y lealtad con el Ejército de Colombia.

En las conversaciones en el Caguán, adelantadas en el gobierno de Andrés Pastrana, yo hice parte del Comité Temático y allí me di cuenta del odio que los jefes guerrilleros le tenían al general Mora por sus actuaciones y posiciones hacia ellos. Pero aceptó y nunca renunció a su posición y pensamiento sobre ese grupo que tanto mal le ha hecho a Colombia.

Antes de transcribir algunos párrafos del libro, quiero contar la posición del grupo guerrillero sobre la paz y, en particular, sobre el general Mora. En una reunión conjunta de la Mesa de Negociaciones y del Comité Temático con los altos jefes de la guerrilla, Manuel Marulanda, Tirofijo, dijo: “vean las del gobierno, les mando una propuesta y me contestan con una contrapropuesta, yo no acepto contrapropuestas. Ahora me mandan una propuesta, yo no acepto propuestas del gobierno”. Como quien dice, teníamos que aceptar todo lo de ellos y nada del gobierno, como ocurrió con Juampa —como le gusta que le digamos—. Por otro lado, mencionar al general Mora Rangel era como mencionarles a Satanás.

En las páginas leídas, poco más de cien, nos podemos dar cuenta del pensamiento y posición del general, lo que nos lleva necesariamente a admirar mucho más a nuestro gran guerrero. Voy a trascribir unos párrafos para que nos demos cuenta de su pensamiento y el de los altos mandos del Ejército colombiano. Dice el general: “La política de Santos era lograr la firma de los acuerdos a como diera lugar y como un tsunami arrolló la ética, la moral, la justicia, la vida y la lucha de tantos años de los colombianos de bien. La paz del presidente Santos terminó en un sofisma de distracción para justificar el terrorismo y el narcotráfico de las Farc”.

El general Mora transcribe algunos apartes de intervenciones de otros militares de alto rango sobre el conflicto armado que sufrimos. El general Rafael Samudio Molina opinaba: “Realizar un diálogo sin límite de tiempo, caracterizado por exigencias unilaterales (de la subversión), sin ofrecer contraprestaciones de ninguna naturaleza, en resumidas cuentas, son diálogos en los cuales la subversión impone las condiciones y el gobierno cumple las demandas; además, las pocas, poquísimas ofertas no son cumplidas, o lo son de manera muy limitada, dándole así al diálogo la característica de insincero y carente de franqueza y lealtad”.

Así transcurrieron los diálogos y así Juampa —como le gusta que le digamos— entregó la patria a la subversión.

A mis lectores y críticos, les deseo una feliz Navidad.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 23 de diciembre de 2021.

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