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Diego Martínez Ll.  

“Uno solo puede convocar a elecciones cuando está seguro que las va a ganar”.

Ese fue uno de los consejos que les dio Hugo Chávez a Evo Morales, Cristina Kitchner, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, entre otros gobernantes a los que se les dio por implantar el modelo cubano en sus países.

Y esos pupilos siguieron al pie de la letra tal consejo. Todos han intentado eternizarse en el poder, legitimando su mandato con elecciones ‘chimbas’ en las cuales la oposición no tiene el menor chance de ganar.

Acabamos de verlo en Nicaragua. Daniel Ortega, el típico zátrapa tropical --grotesco, locuaz y descarado-- obtuvo el 75% de los votos en unos comicios que medio mundo se apresuró a condenar.

Ortega no tuvo inconvenientes de apresar a siete de sus contrincantes, los que podían ganarle. Y es que otra característica del modelo cubano es que todos los poderes están bajo control del dictador de turno.

Incluido, claro, el poder electoral.

Esas elecciones carecieron de la mínima observación por parte de organismos serios y creíbles. Fueron una caricatura de democracia.

En Venezuela, el Gobierno maneja los datos de todos los habitantes. Y aquel atrevido que ose votar por un candidato que no pertenezca a la revolución bolivariana, pasa a ser un paria que no tiene acceso a ninguno de los beneficios que da el Estado.

Por eso a Maduro y sus compinches les conviene tener una Venezuela empobrecida, en donde la única opción para tener acceso a los alimentos, la salud, la educación y demás prebendas que otorga el Gobierno es votar por los candidatos chavistas.

una de las campañas que sirvieron para reelegir a Chávez, logré colarme a una concentración de colombo-venezolanos que se realizó en el populoso barrio Petare, Caracas, en respaldo a Chávez.

Los oradores principales eran Piedad Córdoba y Petro. Y el actual senador hizo una apología tal del régimen venezolano y de Chávez, que no se la merecía ni Winston Churchill.

“Segundo libertador”, “padre de la patria”, “benefactor de los pobres”, fueron algunos de los adjetivos que Petro usó en esa manifestación.

No lo duden. Si Petro llega a la Presidencia no estará cuatro años en ella. Hará todas las triquiñuelas posibles para perpetuarse en el poder.

Si no puede hacerlo a través del Congreso, convocará una Constituyente, como hizo Maduro, para anular los poderes al Legislativo.

Como Petro padece de una severa incontinencia verbal, en una entrevista que concedió admitió que “cuatro años son muy pocos para desarrollar mi programa de gobierno”.

Petro va a aplicar, al pie de la letra, la receta chavista: solo convocará a elecciones si está seguro de su triunfo: coptará todos los poderes públicos, incluida, por supuesto la Registraduría, perseguirá con saña a sus opositores y exacerbará a fondo la lucha de clases.

Y, claro, como lo hizo su maestro Chávez, Petro conjugará el verbo “expropiar, expropiar, expropiar” cuando por cualquier razón quiera quitarle sus pertenencias a cualquier vecino.

Los colombianos debemos tener muy claro a qué nos exponemos si Gustavo Petro llega a la Presidencia. Y quien aún no lo sepa, basta que revise lo que acaba de ocurrir en Nicaragua, para que lo entienda.

Sigue en Twitter @dimartillo

https://www.elpais.com.co/, Cali, 11 de noviembre de 2021.

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