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Carlos Enrique Moreno

Abundante literatura evidencia la destrucción de Venezuela en manos de la narcodictadura maduro-chavista con su Socialismo del Siglo XXI. Varios documentos, como “La Venezuela del día después (y la del día antes)”, de Harvard y la encuesta ENCOVI, entre otros, dan cuenta de un país en el que su actividad económica equivale al 28 % de la del 2014.

Su PIB per capita ha decrecido en un 74,8 %. La construcción ha caído un 90,7 %; el comercio, 75,6 % y la manufactura, 71,7 %. Entre el 2012 y el 2018 las exportaciones e importaciones reales de bienes cayeron en más de un 90 %. Según el articulista de Harvard, este colapso “es consecuencia de una estrategia que desmanteló el mecanismo de mercado y lo sustituyó por la planificación central y la propiedad estatal, en un contexto de total discreción”. En su momento, su gente aplaudió los controles de cambio, controles de precios, expropiaciones de tierras y empresas, nacionalizaciones, regulaciones bancarias y leyes de soberanía alimentaria, pero estas medidas fueron destrozando la economía de mercado, cerrando empresas por centenares de miles y creando miseria. Todo esto ha derivado en que el 94,5 % de los venezolanos están en la pobreza y un 76,6 % en pobreza extrema (miseria).

Al principio, la bonanza petrolera y un aumento sustancial de su deuda externa, que se cuadriplicó en diez años, permitieron que la gente viera un incremento de las importaciones subsidiadas, generando un aparente bienestar. Pero la persecución del Gobierno socialista al sector productivo más una rampante corrupción derivaron en una masiva fuga de capitales estimada en US$1,78 billones entre el 2003 y 2014, equivalentes hoy a seis veces su PIB. Para sostenerse, el régimen recurrió a una gran expansión del gasto público vía emisión monetaria, créditos dirigidos y controles de precios, sumada a represión de los mismos. Esta expansión de gasto desató en el 2017 una hiperinflación que redujo a nada el salario mínimo. Hoy, a pesar de sus insultos al “imperio”, una parte de la economía opera en dólares. El resultado es “un país empequeñecido en términos económicos y demográficos, con elevados índices de pobreza y desigualdad, y con gran escepticismo respecto al futuro”.

Esta crisis ha hecho que más de cinco millones de venezolanos tengan que emigrar, reduciendo la población a 28,7 millones. La tasa de mortalidad infantil es similar a la registrada hace 30 años, perdieron tres años de esperanza de vida. La cobertura global educativa de tres a 24 años pasó del 76 % al 65 % en cinco años. El programa de alimentación escolar está llegando solo al 19 % y solo el 14 % reporta que funciona todos los días. En el país con las mayores reservas mundiales de petróleo, el 20 % de la población no pude acceder a la gasolina, bien sea porque no la hay, no tiene divisas, se acaba cuando llegó el turno o el precio es muy alto. El venezolano gasta 1,30 horas para llenar el tanque. El Gobierno venezolano ha ayudado especialmente a los adeptos al régimen con transferencias, bonos y cajas CLAP (con Álex Saab), pero, según el estudio, se necesitarían 37,6 veces estas transferencias para sacar de la pobreza extrema a todos los hogares. Resumido balance del desastre del Socialismo del Siglo XXI.

https://www.elespectador.com/, Bogotá, 31 de octubre de 2021.

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