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Bernardo A Guerra H.

Para cuando se estaba discutiendo en el Concejo de Medellín la venta de las acciones de EPM en UNE hace ocho años, fui víctima de un atentado, lo que me impidió continuar participando en las discusiones de ese proyecto de acuerdo durante mi incapacidad. Por esta razón el debate se suspendió hasta que pude regresar a la corporación.

Esa iniciativa fue presentada por parte del alcalde Aníbal Gaviria Correa, Juan Esteban Calle, gerente de EPM, y Marc Eichmann, gerente de UNE.

Se hizo un pormenorizado estudio previo con asesores de altísimas calidades, en el cual se definió que la venta era necesaria por cuanto el mercado de las telecomunicaciones era altamente competitivo y se requerían inyecciones inmensas de capital en innovaciones tecnológicas, recursos con los que no contaba la entidad municipal, sin afectar los otros servicios.

Fui el promotor de varios debates en el Concejo en contra de la corrupción que había en UNE. Discutimos un sinnúmero de nombramientos ilegales de directivos y el pago de millonarias bonificaciones que no tenían sustento legal, así como la cuestionada administración que anteriormente se había hecho de la empresa hasta el punto de dejarla maltrecha en lo financiero.

En esos debates estuve prácticamente solo, hasta que llegó el momento ineludible de discutir la necesaria búsqueda de un accionista estratégico para evitar el desplome de la compañía. Ese debate también lo dimos de cara a la ciudad y la decisión final permitió el rescate de la entidad y el ingreso del dinero de la venta al presupuesto del Municipio, para la inversión en obras como la ciudadela Nuevo Occidente en la comuna 13 —de las que hoy presume la actual administración—, cuando en la época del debate el único aporte que hacían Quintero y sus adláteres era tirar tomates en la Plaza de las Luces.

Señaló el alcalde Quintero en su reciente e incoherente escrito en el diario La República que cambié mi voto a última hora porque el entonces alcalde, Aníbal Gaviria, a través de sus secretarios de despacho, hacía cambiar en los baños los votos de los concejales. Esa afirmación es una falta de respeto al ahora gobernador.

Mi voto nunca lo modifiqué. En ninguna acta de debate de comisión de estudio, ni de plenaria del Concejo, ni siquiera en redes sociales o medios de comunicación, se encontrará que yo haya anunciado que mi voto iba a ser negativo para la fusión, puesto que una cosa era el debate frente a lo que estaba sucediendo en UNE y otra muy distinta el proyecto de un nuevo socio.

El problema actual de la iniciativa que presentó el alcalde para la venta del otro 49 % de UNE es de confianza. El Concejo ya no le cree, y menos la ciudadanía.

Tampoco creo que sea responsable entregarle un cheque en blanco a quien tan mal está manejando la ciudad. Son históricas las cifras de desaprobación a la desatinada gestión del alcalde, cifras que no se modifican calumniando a sus opositores, ni gobernando a través de la descalificación en redes sociales.

Realicé numerosos debates contra la corrupción en tres diferentes administraciones, he sufrido atentados contra mi vida en varias ocasiones y toda clase de malabares judiciales y, aun así, prefiero dar la cara en vez de convertirme en un impostor bajo las contradicciones y las mentiras.

Post Scriptum: En la historia de la ciudad nunca se había visto que los secretarios del despacho insultaran al Concejo ni trataran a sus miembros de “sinvergüenzas”.

¿Será que, a falta de argumentos, buenos son los agravios?

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 17 de octubre de 2021.

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