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Silverio Gómez        

Duque ha dado un manejo ejemplar de la pandemia y desconocerlo es una necedad.

No puede haber aritmética válida para medir el legado de un gobierno con un simple ejercicio de restas, como tampoco lo puede haber si se desconoce la ocurrencia de un hecho extraordinario e imprevisto como la pandemia. Hacerlo hace recordar la famosa entrada del elefante a la sala de la casa, hecho sí provocado, y no darse por enterado. Desafortunadamente, en política se hace lo mismo, y todo muestra que la campaña presidencial 2022 va a ser así.

César Gaviria hizo una apertura comercial reconocida en el corto plazo, pero que generó unas distorsiones sobre la estructura de la economía productiva que hoy todavía se están sintiendo, pero su legado está en la convocatoria de la Constitución del 91.

Pastrana recibió de Samper una economía en crisis (en buena parte por la entrada del elefante en la sala) y debió recomponer no solo las cifras, sino un Estado paria en el plano internacional.

En el corto plazo, Pastrana fue mal calificado, pero la historia lo juzga de otra manera. Uribe no “negoció”, sino que impuso en un momento en el que el país lo requería, y Santos cosechó, pero se excedió en la entrega al enemigo en todos los temas, y las consecuencias las pagarán las nuevas generaciones.

Basta leer lo que vale la reforma rural, documento que está refundido en un cajón en Hacienda, o lo dañino que resultó graduar al país entre amigos y enemigos de la paz, en vez de acercar a unos y a otros, como era su responsabilidad

Duque le dio garantías totales a la oposición, pese al discurso del perdedor Petro (7-VIII-2018) en el que planteó una bronca incansable, y a decir verdad, lo logró para mal de todos. Que hoy haya oposición libre es precisamente un legado de democracia y señal de que se puede discrepar y pensar distinto. No ha habido una expresión disonante de Duque, pese a la patanería y ofensas contra él y su familia.

Comparar es odioso, pero J. M. Santos fue vengativo con sus opositores, incluyendo a su primo Francisco. Ahora la polarización la promueven otros, no Duque.

Duque ha dado un manejo ejemplar de la pandemia y desconocerlo es una necedad, así haya sectores sociales que jugaran con irresponsabilidad al fracaso del Gobierno y el país se fuera al traste. Los datos están ahí, y nadie puede alegar que se privilegió a alguien en particular, a alguna población o se usaron mal los recursos. Todos los colombianos han sido tratados por igual. El ejemplo y legado son evidentes para futuras emergencias.

Haber resistido con trabajo, tenacidad, gran acierto y creatividad el uso de instrumentos económicos como la emisión primaria de dinero para financiar los requerimientos de una crisis de las dimensiones del covid merece reconocimiento y es un legado que nadie puede desconocer. No lo han hecho así países como EE. UU. o la misma UE, así se argumente que no había opción distinta.

La economía merece un capítulo especial, pues la recuperación es clara, habiendo temas estructurales pendientes. Por ahora, dos cosas grandes: la gratuidad de la educación superior para los estratos 1, 2 y 3 y el 10 por ciento del nuevo empleo público para los jóvenes sin experiencia y con menos de 28 años. Para nada que ver con la paz en el discurso y la no aceptación del elefante en la sala.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 09 de agosto de 2021.

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