Alexander Cambero
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La violencia toma respiro en la misma medida que se acentúa en el gobierno Gustavo Petro. Recibieron el aliento de saber que pueden actuar a sus anchas. Que ante la inacción de Bogotá siguen enlutando a humildes hogares colombianos.
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Existe en ella una convicción que va más allá de una conveniente postura política.
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El solo imaginarlo convoca a la inmensa mayoría del país. Cuando salga finalmente de Miraflores- eso ocurrirá en el 2024- los ciudadanos nos regocijaremos al ver partir la etapa más oscura de nuestra historia. Un periodo de tiempo en donde la democracia fue desvalijada por manos rufianes.
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Un hombre sencillo toma la firme decisión de salir adelante. Su vida estuvo rodeada de muchas dificultades. Sus primeros intentos de negocios fueron rutilantes fracasos. Sintió el dolor de la pérdida de su madre. Un sicario asesinó a su padre en una calle de Bogotá. Se llenó de odio e impotencia al ver a su progenitor en un charco de sangre mientras su aliento iba apagándose. Su paradigma moría en manos de la irracionalidad. Esos momentos desventurados no lo hicieron quedarse en los infaustos episodios dolorosos. Nada de lamerse las heridas para despotricar del destino. Le pasó por encima a los obstáculos para ver la luz al final del túnel.
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Para quien es un fabulador de la mentira, la verdad siempre le resultará un huésped sumamente incómodo. Se indigesta cuando el periodismo se ejerce con altos valores de principios firmemente arraigados en la lumbre democrática. En el palacio de Nariño, el primer mandatario Gustavo Petro, sueña con el aniquilamiento de los medios de comunicación valientes.
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La corona británica quiso anexarse nuestro territorio Esequibo, como quien coloca una gema en su amantísima aureola. Con la grosera impudicia de su poder, se valió de argucias para lograr que se aprobara el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899. Esta instancia fue creada dos años antes basándose en el Tratado Arbitral de Washington. Inglaterra defendía sus intereses que tenían el sonoro nombre de Guyana. Esta perteneció al reino de los países bajos, para posteriormente caer en las codiciosas manos inglesas, ellos conocían las riquezas ocultas en la vastedad. Así que fueron por su conquista. En 1796 toman la mitad de Guyana Neerlandesa. Las colonias de Esequibo, Demerara y Berbice fueron cedidas oficialmente al Reino Unido en el Tratado Anglo-Neerlandés de 1824 y en el Congreso de Viena un año después. En 1831 se consolidaron como Guayana Británica. Allí comienza su ejercicio imperial en nuestro vecindario.
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La adicción de Gustavo Petro por la mentira es una compleja manifestación de una patología mitómana que se aferra al engaño como mecanismo para gobernar. Es un caso interesante para la psiquiatría.
Alexander Cambero
Entre los dos océanos ocurrió la hecatombe para Gustavo Petro. La profunda derrota electoral es proporcional a su creciente desprestigio político. Su victoria de poco más de un año se ha evaporado entre las manos de una realidad que exhibe una ruta llena de componendas y vicios.