Columnistas Nacionales
Eduardo Mackenzie
Solo quienes buscan la destrucción de Colombia pueden decir que las gestiones en Israel del presidente Iván Duque y del ministro de Defensa, Diego Molano, son “imprudentes” y “agresivas”.
Luis Guillermo Echeverri Vélez*
Digámonos la verdad. ¿A quién jode y cuál gran mentira y engaño es descubrir el éxito del Presidente Duque en su contacto con el colombiano de las regiones y en sus exitosas actuaciones internacionales en favor de todo un país?
Tatiana Cabello
Afortunadamente se hundió esta semana el proyecto de ley que pretendía desmontar el Esmad. Una peligrosa propuesta que fue contenida por las mayorías de la Comisión Segunda del Senado y que habría implicado un quiebre insubsanable a la institucionalidad del País.
Hernán González R.
Ignora la Contraloría General de la Nación en su fallo de primera instancia, en el cual condenó a funcionarios y empresas a pagar una indemnización gigantesca porque actuaron con negligencia grave en su criterio, que del lado de EPM también hubo omisiones graves.
John Marulanda*
En mayo de 2013 murió el general Rafael Videla en el baño de su celda del Penal Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires, olvidado de sus propios compañeros de armas y de todos aquellos políticos, empresarios y civiles que lo animaron a “enderezar” el rumbo del país, hoy en medio del desastre kirchnerista. Esas son las miserias del poder. En Venezuela, la muerte (¿homicidio?) del General Raúl Isaías Baduel, en la prisión de máxima seguridad de Fuerte Tiuna, presuntamente por covid-19, es una muestra de cómo actúan las dictaduras vestidas de civil mientras escarban la felicidad del pueblo. Esas son las consecuencias de las malas compañías. En Colombia, el general Jesús Armando Arias Cabrales cumple 35 años de condena por los supuestos desaparecidos del Palacio de Justicia, mientras los autores del holocausto disfrutan las prebendas del poder y uno de ellos puntea las encuestas para la presidencia. Así es la pérdida del rumbo moral del país neogranadino.
Paloma Valencia
Colombia es el país más desigual en ingresos de la OCDE y el segundo en América Latina. Según el Banco Mundial, al ritmo actual, tardaremos tres décadas y media en alcanzar el nivel de los países desarrollados. Un país de ingresos medios como Colombia no puede tener más de 7 millones de personas en la pobreza extrema y 21 millones en la pobreza monetaria. Aumentar y lograr una mejor distribución de los recursos públicos para acabar con la pobreza es uno de los vacíos en la política económica colombiana.