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Aldo Cívico               

¿Qué tienen en común Daniel Quintero y Gustavo Petro? No es la ideología. Se equivocan quienes consideran que Quintero es de izquierda. Más bien, lo que comparten es un populismo que apunta a disgregar el tejido social, profundizar las divisiones y hacer trizas lo poco que queda de la confianza hacia las instituciones. De hecho, ni a Daniel Quintero ni a Gustavo Petro les interesa el cambio, sino la conquista y la concentración de poder. Por eso comparten, además de metas, aliados políticos que son la personificación de una política tradicional, vulgar, clientelista. No es coincidencia que ambos tienen a Luis Pérez, histórico detractor del GEA, como aliado, padrino y susurrador. Se presentan como los paladines de los pobres, pero en realidad el único objetivo que tienen es la disgregación y, de esta manera, allanar el camino para sus ambiciones de poder. Como decían los romanos, “dividit et impera”, divide y vencerás.

Daniel Quintero y Gustavo Petro utilizan tonos populistas y difunden mentiras, negando así que las grandes empresas de Medellín han sido un baluarte fundamental para disminuir la desigualdad y que son protagonistas de aquella alianza estratégica entre gobierno, empresa y sociedad que ha permitido a la ciudad resurgir. Es suficiente pensar que empresas como Nutresa, Argos, Suramericana, Bancolombia generan más de 90 mil empleos directos y tienen miles de proveedores y accionistas. En algunos casos, como, por ejemplo, con Celsia, están a la vanguardia de la innovación, construyendo el futuro de la economía. Daniel Quintero, Gustavo Petro y sus socios, con el fin de satisfacer sus ambiciones, se olvidan de que, por lo general, las grandes empresas son más productivas, garantizan menores precios para los consumidores y aseguran mejores salarios. Desconocen que las empresas brindan más y mejores beneficios, que incluyen atención médica, pago de horas extras y beneficios de jubilación. Omiten que sus trabajadores tienen menos probabilidades de ser despedidos.

En su reciente carta anual, Larry Fink, el gerente de BlackRock, alerta que hoy existen activistas políticos que pueden canibalizar a las empresas para promover su propia agenda. Por eso, invita a las empresas a volverse cada vez más agentes de cambio, promoviendo el “stakeholders capitalism”, o sea, un capitalismo que beneficia a todos y no solo a los accionistas. “Nos invita a que quienes lideramos empresas nos apartemos de la vorágine noticiosa diaria, pero nos acerquemos a conversar con nuestros colaboradores, clientes, proveedores y comunidades sobre los temas en que se debate la sociedad y que son importantes para el éxito de la misma y de las compañías”, me dice Ricardo Sierra, gerente de Celsia.

Aunque falta mucho por hacer y por reformar para cerrar la brecha de la desigualdad, es lo que ya se ha conquistado lo que hoy precisamente está en peligro. Pretender destruir las grandes empresas de Medellín es un retroceso que solamente profundizaría las desigualdades. Hoy se necesita, por parte de la ciudadanía, más consciencia del rol social que las empresas tienen, y las empresas necesitan alzar su voz en defensa de las libertades y concientizarse aún más de su responsabilidad como agentes de cambio.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 22 de enero de 2022.

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