Tampoco condenaran a Nicolas Petro al que su padre no crio, cada cierto tiempo le cambian de fiscal, “me han estado presionando” y vuelve y juega, de nuevo hay que analizar el expediente que engorda más que una pintura de Botero y, por supuesto, más tiempo es el necesario para solo leerlo y, estudiarlo, ni se diga, así el proceso va durmiendo el sueño de los justos mientras se acerca a gran velocidad su prescripción. Ni se diga de su tío, Juan Fernando, el gran director del tráfico de influencias que seguirá como Pedro por su casa sin que nada le suceda.
Tampoco les pasará nada a los saltimbanquis Benedetti y Barreras que se han acomodado siempre al sol que más alumbra, han transitado y apoyado a Pastrana, Uribe, Santos y ahora a Petro, les han abierto varios procesos en diferentes épocas y, sin saberse como ni por qué, siempre han salido incólumes menos en uno en el que Barreras salió del ministerio, pero se lo reemplazaron, como premio, con la embajada en Londres.
En cambio, a Uribe le nombran una juez más cargada que fusil de guerrillero, le aceleran y mutilan las declaraciones, le aparecen testigos que consigue de manera torcida la tal compra testigos y sus asesores de cuatro en conducta y, a Andrés Felipe Arias, que no cometió delito diferente a querer la presidencia atravesándole un palo a la rueda de la aspiración de Santos, sigue pagando diecisiete años de condena.
El Rincón de Dios
"Que nadie se atreva a perjudicar ni a dañar en esto a su hermano, porque el Señor hará justicia por todas estas cosas" (1 Tes 4:6).